Voy a continuar con mi estancia en el departamento de publicidad de Bruguera. Digamos que el Episodio 2º.
Al poco tiempo de empezar mi trabajo allí llegó Conchita, la chica más guapa de la Editorial. El ambiente entre todo el departamento era de una amistad enorme, igual que con la Redacción. Entre aquellas paredes había tanta calidad humana que difícilmente volverá a repetise. Como que esto no es una revista del corazón, solo diré que Conchita y yo mantuvimos, durante años, una relación apasionada y tempestuosa.
Pero hoy voy a explicar anécdotas de Vázquez, cuando venía a trabajar en la mesa contigua a la mía, para realizar anuncios de las revistas.
Un día viino con su hijo, el mayor, y este le pidió a Conchita, "¿Puede darme un tebeo?"- Vázquez le dio un coscorrón mientras le decía, "¿Qué te enseña tu padre? ¡Las cosas no se piden, se roban!" Y es qe Vázquez era así, un genio creando historias pero un verdadero caradura. Creo que soy uno de los pocos dibujantes que jamás fui víctima de sus fechorías. Así se lo dije a Oscar Aibar cuando vino a hablar conmigo, poco antes de rodar la película que hizo sobre él, para que le contara mis experiencias. Podría contar muchísimas pero hoy me limitaré a una más.
Uno de los compañeros del departamento de publicidad fue a su casa a buscar unos dibujos y, cuando llegó, había un hombre esperando en el recibidor. La mujer de Vázquez le dijo a mi amigo (Ribó) que Manuel no tardaría, y que aquel señor también le esperaba: naturalmente era un cobrador que empezaba ya a impacientarse. Entonces llamaron a la puerta y, ante los asombrados ojos de mi compañero, entró Vázquez en persona. Al darse cuenta de quién le esperaba le hizo un guiño a Ribó y se sentó junto a ellos. Poco después estaba lamentándose del tiempo que hacía que "el canalla de Vázquez le debía dinero y que seguro que aquel día tampoco cobraría". Siguió así un buen rato hasta que, al fin, dijo que se marchaba pues "seguro que aquel día tampoco cobraría".
Se fue, pero acompañado del otro acreedor que ya estaba esperando cuando él llegó. Poco después volvió y le entregó los dibujos que había hecho para el departamento de publicidad que, aun incrédulo de lo que había visto, nos lo explicó todo al regresar. Y es que Vázquez era un verdadero genio de la historieta que, lamentablemente, en la vida real continuaba como uno de sus propios personajes.
Ah, en aquel departamento y después en la redacción vivíamos en una constante carcajada, pues las cosas que se hacían allí eran más divertidas que las propias páginas de historieta que publicaban.
En la próxima entrega os explicaré la cantidad de redactores que empezaron allí y llegaron a ser grandes periodistas, escritores o pintores.
En mi casa el capitan Truno los leiamos todos en casa, pues aunque yo soy la pequeña de cinco hermano el comic pasaba de mano en mano.
ResponderEliminarEsta tira era una parodia del Capitan Trueno que se publicó en El TBO. Yo nunca dibuje este personaje, tan solo esta tira.
EliminarGracias Berta
Al final, Oscar Aibar, incluyó esta anécdota en la película sobre Vázquez, más o menos.
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