31 ago 2012

La vida critica - A partir de ahora se publicará periódicamente

Espero que esta tira sirva para hacer reir a alguien y que olvidemos, por un momento, la maldita crisis. Mañana publicaré historias de Creaciones Editoriales, la agencia de Bruguera para el extranjero

30 ago 2012

Segundo episodio de Doctor Impossible

Segundo episodio de Doctor Impossible que se publicó en las páginas de Mortadelo.







La vida critica - A partir de ahora se publicará periódicamente.

Una nueva entrega de una tira para que os divirtais un rato. Espero que no me dejeis solo y compartais este espacio para reiros, que buena falta nos hace. En un par de días publicaré un nuevo capitulo de Mi vida en Bruguera. Será sobre Creaciones Editoriales, la agencia para el extranjero de la editorial.

29 ago 2012

La vida critica - A partir de ahora se publicará periódicamente

La crisis actual hace que nos estén recortando de todos lados y, pronto, no va a quedar nada de nosotros. He decidido poner mi granito de arena para combatir esto y, a partir de hoy, además de publicar mis historias de Bruguera, que segurán apareciendo, voy a alternarlo con la publicación de las tiras de "La vida critica..." que se publicaron en El TBO. Cuando termine con las que se publicaron entonces, seguiré con otras que núnca salieron a la luz. Espero que os gusten y os hagan sonreír y pasar un buen rato, a pesar del pesimismo que nos rodea.
Ah, y todo esto GRATIS y sin IVA de las narices!

28 ago 2012

Humor










En El TBO publique diversas tiras humoristicas sobre cine y personajes de historieta. Parodias de ambos temas.

Desnudos

He realizado muchos dibujos de Berta. La mayoría son acuarelas en azules, aunqué también los hay en sepia. Que la modelo pose bien es fundamental para conseguir un buen trabajo.






Ayer tuve muchas visitas a mis desnudos y felicitaciones. Por esto hoy añado unos más.

27 ago 2012

Jan Europa - Mi amigo Luis fué mi modelo para David Mcintire

Más que una anécdota, esta es la explicación de cómo puede surgir un personaje. Cuando yo era un chiquillo de seis años venía a mi casa Luis Yütte, un amigo de mis padres alemán, que a pesar de su nacionalidad era el jefe del espionaje aliado en España. Había conocido a mis padres durante la guerra civil, pues vino a luchar a favor de la republica, y durante la segunda guerra mundial se presentaba en casa, de vez en cuando, me sentaba sobre sus rodillas y me explicaba fabulosas historias de espionaje que yo escuchaba maravillado. Naturalmente lo hacia como sí me explicara un cuento y yo le adoraba. No era en absoluto tal como imaginamos a los espías, o vemos representados en el cine: era un tipo bajito, delgado, con el pelo blanco, un rostro muy parecido al de Alec Guines, el actor, y con un acusado acento alemán. Supongo que por esto no consiguieron pillarle nunca aquí, en España: ¿Quién podía imaginar que el mejor espía aliado fuera un alemán?
Una de esas historias, por ejemplo, fue cuando le encargaron encontrar y ejecutar al jefe del espionaje alemán. Al mismo tiempo, a este último le hicieron el mismo encargo, pero naturalmente se trataba de eliminar al jefe del espionaje aliado, o sea Luis. Se encontraron en Lisboa, en el mismo hotel, y como que había escasez de habitaciones llegaron a dormir ambos en la misma cámara. Se vigilaron mutuamente durante algún tiempo, hasta que un día Luis le dijo a su enemigo: “Tu y yo sabemos quienes somos y porqué estamos aquí: Te he tomado aprecio, creo que estas equivocado, pero a tu manera eres un idealista como yo: No puedo matarte, voy a marcharme y diré que no he podido encontrarte”. Se separaron y ambos dieron esta versión a sus jefes.
Como esta yo conocía muchas historias que ahora sería demasiado largo contar; pero cuando la segunda guerra mundial terminó, daban por radio un programa que trataba sobre actos de espionaje, que casi siempre yo ya conocía, y dejaba asombrados a mis amigos explicándoles el final mucho antes de que terminara la narración.
David, el amigo de Jan en las historias que escribí, no era otro que Luis, el héroe de mi infancia.
Explicaré tan solo otra de estas experiencias vividas, que luego me inspiraron alguna de las historias que dibuje. La organización que Luis dirigía se dedicaba, también, a ayudar a cruzar la frontera por los Pirineos a fugitivos de los nazis: judíos, pilotos evadidos, etc. Una vez se presento en casa con un coronel de los “maquis” y les pidió a mis padres que lo ocultaran. Pocos días después le avisaron que la policía estaba tras él y que no tardarían en venir a buscarle: el coronel se marchó y poco después llegó la policía para hacer un registro. Mi madre guardaba unos documentos de Luis que milagrosamente no encontraron y, cuando los inspectores se marcharon, los ocultó bajo su ropa y salimos de casa para reunirnos con Luis. Vivíamos en un edificio de la calle Balmes y uno de los policías que hizo el registro nos siguió hasta un conocido bar en la esquina de Gran Vía con Urgel: Allí nos esperaba Luis y, sentado en una mesa cerca de él, estaba otro tipo. En cuanto mi madre y yo nos sentamos, Luis se levantó y entablo conversación con aquel hombre con alguna excusa que comprenderéis que no recuerde. Poco después aquel caballero estaba sentado con nosotros. Era el jefe superior de policía de Barcelona, y cuando el inspector que nos había seguido nos vio sentados con él, se marcho rápidamente. Poco después, Luis había convencido a aquel hombre de que conocía al hombre que estaban buscando, (que era él mismo, en realidad) y le dio una descripción completamente opuesta a como era él. Cuando el inspector jefe se marchó, mi madre le dio los documentos que llevaba ocultos: planos de la situación de las tropas alemanas en la costa de Normandia, que poco después utilizaron los aliados el famoso día D.
Cuando Luis murió, yo tenía catorce o quince años. Al terminar la guerra él siguió viviendo en Barcelona pues su esposa, en Alemania, le creía muerto, se había vuelto a casar y el no quiso deshacer su vida. Hasta el ultimo día durmió con la pistola bajo la almohada.

26 ago 2012

Desnudos










Quiero agradecer a Berta, Bet y Jessica que me hicieran de modelo. Todas son preciosas y dibujarlas fué un verdadero placer. Sin su ayuda estos dibujos no se habían podido realizar.

Charlon Heston en Bruguera - Capitulo 6º

Cuando estrenaron la película “Ben Hur”, yo estaba aún en el departamento de publicidad de la editorial y tuve que hacer los anuncios del libro que publicaron sobre la película, y que pusieron a la venta el mismo día del estreno. Estábamos en contacto con el departamento de publicidad de la productora y nos inventamos una visita a la editorial del famoso actor. Para que nadie pudiera darse cuenta de que era una broma, actuamos con una estrategia casi militar. A las doce en punto del mediodía yo pasaría frente a la centralita, dónde la recepcionista atendía el teléfono y,“casualmente”, recibiría una llamada allí. Todo funcionó a la perfección y justo cuando estaba frente a la centralita, sonó el teléfono: era “el departamento de publicidad de la productora y preguntaban por mí”. Entonces interpreté el papel de mi vida: Charlton Heston vendría aquella tarde a firmar libros, pero nadie debía saberlo para que no hubiera aglomeraciones. Naturalmente todo funcionó como esperábamos. La telefonista no tardó ni un minuto en informar a todo el personal femenino y aquella tarde todas las chicas vinieron vestidas como si tuvieran que participar en un “casting” cinematográfico. La editorial cerraba a las seis de la tarde, pero a las nueve de la noche aún había gente esperando la visita.
A la mañana siguiente, lo primero que hicimos fue dedicar y firmar unos cuantos libros y fotografías del actor, y la secretaria del departamento de publicidad, Conchita,  los entregó a unas pocas “privilegiadas”. Dijimos que había venido muy tarde pero que los dedicó personalmente para cada una de ellas, y para demostrarlo allí estaba su nombre”: For Ángela with a great embrace, Charlton Heston”
Meses después aún había secretarias de otros departamentos, que conservaban aquel libro o fotografía, convencidas de que el famoso actor estuvo allí. 
Y todo esto debíamos hacerlo en silencio, mientras nos moríamos de risa, pues en el despacho de al lado, separado tan solo por una valla acristalada, estaba Francisco Bruguera, que era una gran persona, pero que no estaba para bromas.
La primera en recibir un libro dedicado fue su secretaría.

Humor y Politica






Los politicos actuales hacen más llorar que reír, para nuestra desgracia, pero desde hace años que publico cosas relacionadas con ellos y los cabreos que me hacen cojer. En este aspecto parece que vamos de mal en peor, pues cada vez son mas ineptos y te hacen pensar que el tiempo pasado siempre fué mejor. Con la excepción de Aznar que llegó al fondo del pozo, claro.

Una historia más de Bruguera Capitulo 5º

Cuando estaba haciendo la serie “Doctor Imposible”, que aparecía en “Mortadelo”porqué, de una manera incomprensible, me habían hecho terminar “Jan Europa” a toda prisa, antes de lo que yo tenía pensado, sucedió algo también curioso.
La serie, que también era de fantasía, empezaba cuando un marino desembarca en Barcelona y es herido por un par de matones que le persiguen. Una prostituta de la zona le ayuda y le lleva junto al doctor, que es muy conocido en los barrios bajos. Una vez allí, Hard, que es como se llama el marino, le explica su historia al médico y le dice cuanto le gustaría poder volver atrás y empezar nuevamente su vida. Entonces, el doctor hacedor de cosas “imposibles”, le da unas pastillas y, cuando despierta, encuentra junto a él a un niño, que no es otro que él mismo años atrás, cuando se enroló en un viejo barco, en aquel mismo puerto. La historia terminará con la muerte de Hard, a manos de sus perseguidores, y con el final “feliz”de que el pequeño “Hard” podrá volver a empezar. Hasta aquí la historia: lo curioso sucedió un par de números después, cuando Armando Matías Guiu, que era el director de la revista me llamó y me dijo: “Edmond, esto no lo puedes hacer, ¡este marino no puede morir! ¡Ha de ser el protagonista!, Hazlo como quieras, pero ha de seguir saliendo”. Y así, en el siguiente episodio tuve que inventarme una historia en la que, como que por suerte el “Dr. Imposible” hacía honor a su nombre, resucitaba a Hard y siguieron viviendo aventuras junto a su “alter ego”, el niño que, como es natural, también llevaba el mismo nombre. Y continuaron así hasta que, tal cómo me habían hecho terminar “Jan Europa” a toda prisa, cuando vieron que muchos lectores escribían pidiendo que continuara, lo publicaron nuevamente hasta que Bruguera cerró sus puertas.

Doctor Impossible - Páginas

Cuando estaba haciendo la serie “Doctor Imposible”, que aparecía en “Mortadelo”porqué, de una manera incomprensible, me habían hecho terminar “Jan Europa” a toda prisa, antes de lo que yo tenía pensado, sucedió algo también curioso.
La serie, que también era de fantasía, empezaba cuando un marino desembarca en Barcelona y es herido por un par de matones que le persiguen. Una prostituta de la zona le ayuda y le lleva junto al doctor, que es muy conocido en los barrios bajos. Una vez allí, Hard, que es como se llama el marino, le explica su historia al médico y le dice cuanto le gustaría poder volver atrás y empezar nuevamente su vida. Entonces, el doctor hacedor de cosas “imposibles”, le da unas pastillas y, cuando despierta, encuentra junto a él a un niño, que no es otro que él mismo años atrás, cuando se enroló en un viejo barco, en aquel mismo puerto. La historia terminará con la muerte de Hard, a manos de sus perseguidores, y con el final “feliz”de que el pequeño “Hard” podrá volver a empezar. Hasta aquí la historia: lo curioso sucedió un par de números después, cuando Armando Matías Guiu, que era el director de la revista me llamó y me dijo: “Edmond, esto no lo puedes hacer, ¡este marino no puede morir! ¡Ha de ser el protagonista!, Hazlo como quieras, pero ha de seguir saliendo”. Y así, en el siguiente episodio tuve que inventarme una historia en la que, como que por suerte el “Dr. Imposible” hacía honor a su nombre, resucitaba a Hard y siguieron viviendo aventuras junto a su “alter ego”, el niño que, como es natural, también llevaba el mismo nombre. Y continuaron así hasta que, tal cómo me habían hecho terminar “Jan Europa” a toda prisa, cuando vieron que muchos lectores escribían pidiendo que continuara, lo publicaron nuevamente hasta que Bruguera cerró sus puertas.