27 oct 2012

Mi vida en Bruguera episodio 13 - Las ultimas de Vazquez

MÁS HISTORIAS DE VAZQUEZ

Manolo llegaba a la redacción con cara demudada. Su suegra, a quien él quería como a una madre, estaba muy grave en el hospital. Necesitaba dinero con urgencia para el tratamiento, y hacía una colecta entre los redactores. La primera vez muchos picaron y consiguió reunir una buena cantidad.
Tiempo después, su suegra empeoró y tuvo que ser ingresada nuevamente. Los redactores empezaban ya a estar con la mosca tras la oreja, pero consiguió algo más.
Al fin, un día, se presentó vestido de luto, con traje negro. Su madre política había muerto y quería hacerle el entierro que merecía: colecta otra vez.
Meses después la que se puso enferma esta vez, fue su madre, y repitió la historia nuevamente, hasta que, desgraciadamente, la pobre mujer murió también, y otra vez el luto riguroso. Y Vázquez ponía una cara de lástima que aquello parecía realmente un velatorio. Creo que, además de dibujar bien, era un actor de maravilla.
Como que los redactores habían cambiado con el tiempo, un buen día volvió a enfermar su querida suegra; pero Armando Matías Guiu, que recordaba todas las enfermedades y muertes ocurridas, le dijo con su peculiar manera de hablar en “zopaz”: “¡ Ozti, Manolo, que a tu zuegra la enterraron hace ya doz años, no me jodaz…!”  
Y a partir de aquí tuvo que inventar una nueva historia, claro.                                
Tal vez fue entonces cuando estuvo en Madrid, y se presentó en la oficina del representante de Bruguera en esta ciudad. Llevaba un montón de paginas y le pidió al encargado que se las pagara pues necesitaba dinero urgentemente. En la redacción dieron su aprobación y le pagaron la cantidad de páginas que entregó. Metieron los originales en un sobre y los mandaron a la Editorial, en Barcelona.
Tiempo después, cuando necesitaron páginas de los personajes que constaba había entregado en Madrid, y tomaron aquellas páginas, tuvieron la sorpresa de que solo la primera página estaba dibujada, ¡las otras estaban todas en blanco!
He dicho en alguna ocasión que, cuando hablaba, era tan mordaz y rápido en sus diálogos como lo eran sus guiones. Una vez estábamos un grupo de dibujantes en la salita de recepción, cuando pasó el Sr. González. Como siempre iba con la cabeza baja, sin mirar a nadie, y como flotando sobre sus pies. Al verlo Manolo dijo: “¡Fijaos, no anda, repta!”. Y es que su mente era tan rápida como su lápiz.
Desgraciadamente, con su muerte, se perdió un dibujante extraordinario pero también un personaje irrepetible.
Por último decir que, una de las cosas buenas que hizo Manolo fue llevar a Purita Campos a la Editorial. Creo que conoció a sus padres, que tenían una tienda de moda, y Purita llegó a la mítica Editorial de su mano. Esto no fue ninguna estafa como podéis comprender.

2 comentarios:

  1. Increíbles las historias de Vázquez.
    Como también son increíbles sus maravillosas creaciones gráficas.

    ResponderEliminar
  2. El vivía como sus propios personajes. Era un genio como humorista. Yo, que le vi trabajar, creo que era uno de los más rapidos en crear una idea brillante. Desgraciadamente tambien en lo demas.

    ResponderEliminar

Si quieres, puedes dejarme un comentario.