Empecé los
guiones y dibujos de Jan Europa hace un montón de años: ¡más o menos en 1966!
Eran los últimos años de la dictadura y en el Ministerio de Información y
Turismo de aquella época querían patrocinar una revista de cómics con
protagonistas españoles. Yo llevaba tiempo también, pensando en crear una
historieta que pasara en Barcelona. En los primeros esbozos Jan Europa era un
estudiante de la Universidad de Barcelona que, a través de su afición a la arqueología
vivía una serie de aventuras fantásticas. Los lectores más maduritos recordarán
el famoso Mayo del 68. Unos meses después en Barcelona sucedió algo parecido,
justo cuando yo presenté mi proyecto: una revuelta estudiantil que terminó con
la expulsión de algunos estudiantes y profesores. Me devolvieron los guiones y
los primeros dibujos sin que hiciera falta explicación alguna. Mi historia
siguió el camino de los expulsados.
Durante
unos años hubo algunos intentos de publicación en un par de periódicos, pero
tardé quince en conseguir que, al fin, en Editorial Bruguera lo hicieran y
apareció en las páginas de Mortadelo hasta que esta editorial cerró sus
puertas.
Jan
Europa había madurado: era un pacifista y europeísta convencido, nacido en
Cadaqués, cuna de Salvador Dalí, un día en que sin duda soplaba con fuerza la
tramontana.
Mi
deseo era crear una historieta que reuniese una serie de factores que entonces
no eran corrientes. En primer lugar que el protagonista fuera de mi país,
¡había tantas cosas prohibidas en aquella época! Que simbolizara también la
unión de Europa, por esto le puse este nombre. Vivimos en un mundo
deshumanizado donde no se aprecian los valores que para mi son verdaderamente
importantes: el amor, la amistad, la lucha por el bien común, y Jan Europa
simboliza todo esto en un hombre duro, justo y luchador por la paz. En más de quinientas
páginas de acción apenas hay una decena de muertos y siempre de forma
accidental. Ninguno de los protagonistas usa ni una sola arma en todos los
episodios a pesar de ser una serie de acción.
Creo
que me influyó leer, cuando era niño, las novelas de Karl May sobre Old
Saterhand, un héroe que tampoco usaba nunca las armas para acabar con sus
enemigos.
Jan
representa la eterna lucha del bien y el mal, y quise simbolizar en él a la
humanidad que avanza lenta pero inexorablemente hacia un futuro mejor, en total
armonía con la vida. En
el desenlace de la serie veremos que Jan no es inmortal por casualidad, sino
que esta llamado a ser el guardián de nuestro futuro.
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