26 ago 2012

Doctor Impossible - Páginas

Cuando estaba haciendo la serie “Doctor Imposible”, que aparecía en “Mortadelo”porqué, de una manera incomprensible, me habían hecho terminar “Jan Europa” a toda prisa, antes de lo que yo tenía pensado, sucedió algo también curioso.
La serie, que también era de fantasía, empezaba cuando un marino desembarca en Barcelona y es herido por un par de matones que le persiguen. Una prostituta de la zona le ayuda y le lleva junto al doctor, que es muy conocido en los barrios bajos. Una vez allí, Hard, que es como se llama el marino, le explica su historia al médico y le dice cuanto le gustaría poder volver atrás y empezar nuevamente su vida. Entonces, el doctor hacedor de cosas “imposibles”, le da unas pastillas y, cuando despierta, encuentra junto a él a un niño, que no es otro que él mismo años atrás, cuando se enroló en un viejo barco, en aquel mismo puerto. La historia terminará con la muerte de Hard, a manos de sus perseguidores, y con el final “feliz”de que el pequeño “Hard” podrá volver a empezar. Hasta aquí la historia: lo curioso sucedió un par de números después, cuando Armando Matías Guiu, que era el director de la revista me llamó y me dijo: “Edmond, esto no lo puedes hacer, ¡este marino no puede morir! ¡Ha de ser el protagonista!, Hazlo como quieras, pero ha de seguir saliendo”. Y así, en el siguiente episodio tuve que inventarme una historia en la que, como que por suerte el “Dr. Imposible” hacía honor a su nombre, resucitaba a Hard y siguieron viviendo aventuras junto a su “alter ego”, el niño que, como es natural, también llevaba el mismo nombre. Y continuaron así hasta que, tal cómo me habían hecho terminar “Jan Europa” a toda prisa, cuando vieron que muchos lectores escribían pidiendo que continuara, lo publicaron nuevamente hasta que Bruguera cerró sus puertas.

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