Jan representa la eterna lucha del bien y el mal, y quise
simbolizar en él a la humanidad que avanza lenta pero inexorablemente hacia un
futuro mejor, en total armonía con la vida. En el desenlace de la serie veremos que Jan
no es inmortal por casualidad, sino que esta llamado a ser el guardián de
nuestro futuro.
En
contraste con él tenemos a David, su amigo de aventuras que está inspirado en
un personaje real de mi infancia. Se llamaba Luis Yüte, era alemán, amigo de
mis padres, y durante la segunda guerra mundial el jefe del contraespionaje
aliado en Barcelona. La mayoría de las personas creen que todos los alemanes
eran nazis, y no era así. Luis era un demócrata antinazi y cuando yo tenía
cinco años empezó a circular por mi casa de forma habitual. Era todo lo
contrario a los espías del cine o las novelas, bajito con el pelo canoso que a
veces teñía de pelirrojo o de otro color para cambiar de aspecto, y con un
terrible acento alemán. Era mi héroe en la vida real.
Cuando
venia, me sentaba en sus rodillas y me explicaba, como si fuera un cuento,
aventuras vividas por él. Lo se porqué, pocos años después, en Radio Barcelona,
transmitían un programa basado en casos verídicos de espionaje sucedidos
durante la segunda guerra mundial. Muchas veces yo sabía el desenlace, antes de
que lo transmitieran, pues era una de las historias que me había contado Luis.
Podría contar un montón de ellas, pero me limitare a explicar una tan solo. Los
jefes del espionaje de los dos bandos enfrentados reciben respectivamente la
orden de matarse el uno al otro durante un viaje a Ginebra. Como no hay
demasiado sitio en el hotel, les toca compartir habitación. Conviven juntos
diversos días ocultando las intenciones mutuas. Pero llega un momento en que
uno le dice al otro (este fue Luis): “Mira, yo se quien eres y tu sabes quien
soy yo y los dos sabemos que hemos recibido la orden de matarnos. Pero ahora
que he convivido contigo y te he conocido como persona, no soy capaz de
hacerlo. Mátame tú si quieres, pero yo no puedo”. No se mataron: se volvieron a
separar como si nunca se hubieran encontrado.
Naturalmente
tan solo alguno de los episodios tiene como base las historias de Luis. En
general es todo pura invención tal como le dije a un lector de Sevilla que vino
a conocerme en la época en que se publicaba la serie en las páginas de
Mortadelo. Vino adrede desde Andalucía para hablar conmigo. Según él, todo lo
que yo explicaba en estas historias era realidad. Los Iniciados Negros existían,
me dijo, mientras hablaba en susurros, pues a él lo vigilaban hacia tiempo y no
podía hablar más claro sin correr peligro. Cuando le dije que se equivocaba,
que todo era pura invención, se marcho con una sonrisa de complicidad diciendo
que, naturalmente yo tampoco podía decir la verdad porqué, como a él, a mi
también me vigilaban…
Debo
decir que, viendo como funciona el mundo, tal vez aquel chico tenía razón, los
“iniciados negros” existen y son la causa de tantas calamidades como vemos casi
a diario. Si es así, confío en que exista también un Jan Europa y unos
guardianes del poder para salvarnos de tanta mala gente que sigue aún corriendo
por ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si quieres, puedes dejarme un comentario.